Era una simple vida... una sola.
Una vida dedicada a sí misma.
Lo juro... no lo es más.
Era yo mi propia sonrisa,
era yo mis palabras habladas y escritas
(siempre con el mismo acento), eran sólo mías.
Y el Sol era mío... y la Luna... y la Mirada...
Hoy nada de todo aquello me pertenece, nada...
Yo antes era simplemente una persona
(irresponsable dueño de una luz tenue y bendita),
cálido aunque nunca del todo humanista,
poeta y amante, poco perfeccionista...
Era Yo y sólo eso... nadie más.
Pero te conocí... bendito el Cielo!
Como nunca desde entonces he amado
y desde entonces, como nunca, he muerto.
Al besar tus labios me volví transparente
y cada vez más frágil por dentro...
He visto en tus ojos la paz de mi cielo
y te amo... pero al entregarte mi vida,
poco a poco siento que desvanezco
al fundirme en tí... como cuando al amanecer
la noche se funde en el sol para dar lugar al día!
Enero 19, 1999
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